La osteopatía: una visión holística del ser humano

Perfil de una chica con conexiones que simbolizan la interconexión corporal

El Cuerpo: Un Sistema donde todo está conectado

La osteopatía concibe el organismo vivo como una unidad funcional y estructural:

Un Sistema donde todo está conectado.

Cada célula, cada tejido, cada órgano, no es más que una fracción de la totalidad en la que se encuentra inmerso. Cualquier restricción o desequilibrio, por pequeño que sea, afectará siempre a la globalidad.

Esta interconexión hace que, la mayoría de las veces, una molestia o sensación incómoda en una zona determinada, no sea más que la expresión de un desequilibrio que se localiza lejos de donde aparece el dolor.

Mano sobre una espalda, representando el contacto osteopático

Percibiendo la globalidad

En el acompañamiento osteopático, el terapeuta muy raramente se centra directamente en la zona que manifiesta tensión o incomodidad. La restricción responsable, generalmente, se encuentra lejos y permanece en silencio.

Cuando el osteópata, a través de sus manos, entra en contacto con una pequeña superficie de piel, en realidad está percibiendo el organismo en su conjunto e interactuando con él.

Mujer en actitud reflexiva, simbolizando las memorias corporales

Memorias corporales

Holístico, también hace referencia a la concepción del ser humano como una unidad indisoluble entre cuerpo físico, pensamiento, emociones y espíritu.

A menudo, las heridas del alma, los impactos vitales, las emociones no expresadas, los conflictos no resueltos y los patrones de pensamiento, entre otros, mantienen los tejidos en restricción, replegados sobre sí mismos, aislados en gran parte y, por tanto, en desequilibrio.

Por medio de la osteopatía, accedemos a estas memorias corporales para permitir que puedan liberarse y facilitar que el organismo pueda, por sí mismo, recuperar su equilibrio y vitalidad.

La Osteopatía, un arte

El arte de mantenerse presente, de escuchar al organismo en profundidad, percibiendo los diferentes niveles de disfunción; de asistir a las partes del sistema que lo requieren, acompañando sus movimientos hacia la liberación.

El arte de reconocer, respetar y acoger al otro. El arte de poner las manos como medio para poner el alma al servicio de la salud y el bienestar físico, emocional, mental y espiritual.

El arte de entrar en comunicación desde el propio silencio al silencio del otro. El arte de observar, de mantenerse en quietud, permitiendo que las fuerzas de salud inherentes a cada ser humano, actúen en libertad y hagan lo que saben hacer.

Tratamiento osteopático craneal con las manos sobre la cabeza